A 10 años de la muerte de Joe Strummer

RadioValvular revive para homenajear al héroe punk.
por Gavin Martin* – Londres, diciembre de 2002.
traducción: Lepo, para RadioValvular.
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La tarjeta navideña de la familia de Joe Strummer llegó por e-mail el domingo a la noche. Un saludo de fin de año acompañado por una ilustración colorida de Joe de una escena festiva de fantasía. Me conmovió que Strummer fuera siempre un anfitrión tan generoso, amable para entretener y ser entretenido, lleno de espíritu navideño todo el año. Como yo, él sin duda se deleitaba con la oportunidad de celebrar la época festiva con amigos y la familia.

Tarjeta navideña pintada a mano por Joe Strummer
Tarjeta navideña pintada a mano por Joe Strummer

Luego, justo cuando me estaba preparando para enviar una respuesta al saludo, revisé el e-mail el lunes, y llegó por el éter la noticia genuinamente conmocionante de su compañía discográfica [Hellcat Records]. El mensaje navideño había sido enviado el jueves 19. Cuando lo recibí Joe Strummer ya estaba muerto.

Incluso ahora parece difícil de creer. El Strummer que llegué a conocer durante los últimos 20 raros años fue siempre una presencia contagiosa e inspiradora, con vida, energía e ideas. No la clase de tipo que simplemente se tira y fallece pacíficamente mientras duerme.

Lo entrevisté por primera vez poco después que The Clash se había separado. Era una leyenda del rock, que sacó a The Clash del punk y los llevó a convertirse en una de las bandas más importantes del mundo. Los problemas de drogas y egos inflados habían causado que la banda se separara. Indudablemente esto le causaba culpa y había intentado concretar una reunión con Mick Jones varias veces. Pero la creencia de Joe en el poder de la música para producir cambios se mantuvo fuerte. Una pasión que continuó mientras tuvo aliento.

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Durante nuestra conversación descubrió que ambos habíamos tenido entierros recientes. Nuestros padres y la madre de Joe acababan de ser diagnosticados con cáncer terminal. Nos secamos las lágrimas mientras bajábamos nuestros tragos. Un rebelde punk orgulloso con un corazón grande y blando, Strummer también era un hijo cariñoso y un padre atento. Como músico y como ser humano, fue su habilidad de expresar sus sentimientos más profundos -rabia o dolor, tristeza o miedo- lo que lo hizo especial.

Su padre había sido un empleado de la Oficina de Asuntos Exteriores, y él nació con el nombre de John Graham Mellor en Ankara, Turquía, en 1952. De niño vivió en México, Alemania y El Cairo, antes de que él y su hermano mayor David fueran enviados al internado de Epsom Surrey. Se acordó de cuando era golpeado en la escuela por los pupilos de ese entonces: «Usaban perchas de madera, palos de golf y hockey y chinelas de cuero. Cualquier cosa con la que se le pudiera pegar a una persona», me contó.

La música le dio una grieta de escape, algo en qué creer, el lugar donde se podía reafirmar. «Los Stones, The Beatles, The Who y Hendrix. En verdad no había tiempo para otra cosa. Cuando escuché ‘Not Fade Away’ de los Rolling Stones, nunca más le presté atención a nada de la escuela. La música era todo», me dijo.

Pero mientras Joe estaba obsesionado con la idea de que la cultura rock podía cambiar el mundo, su hermano David se volvió introvertido y solitario. Los hermanos discutieron cuando David se involucró con el partido racista National Front y el ocultismo. Pero eso duró poco. El 19 de julio de 1970, David se suicidó en el Regent Park de Londres.

John Graham Mellor (Joe Strummer) con su hermano mayor, David

La pérdida afectó hondamente a Joe pero lo hizo más determinado a perseguir sus metas musicales. Lo expulsaron de la Escuela de Artes Central de Londres por tomar LSD. Tocó en varias bandas sucesivas en Gales. Con su amigo Tymon Dogg hacía música en la calle por Europa y Londres, al estilo de la leyenda folk Woody Guthrie

Joe Strummer y Tymon Dogg.
Joe Strummer y Tymon Dogg.

Cuando volvió a Londres encontró una casa okupada en Walterton Terrace 101, y logró fama en los circuitos chicos con la banda de pub rock The 101ers.

Imagen actual de la casa okupada por los 101ers.
Imagen actual de la casa okupada por los 101ers.
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Los 101ers en 1974 (Joe en guitarra, Tymon Dogg en violín).

Pero cuando los 101ers habían editado su primero y único single «Keys to your heart» (escrita y cantada por Joe), el frontman había visto a los Sex Pistols en abril de 1976. Fue una señal de que el pub rock estaba muerto y la revolución del rock n’ roll que Strummer anhelaba al fin había llegado. «Era como una bomba atómica que te explotaba en la mente. Me motivaron los Pistols y todo lo que hacían», me contó.

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Bernie Rhodes, amigo del manager de los Pistols Malcolm McLaren, le presentó a Mick Jones y Paul Simonon, dos músicos punk con aspiraciones, y nació The Clash. Con los arreglos y melodías de Mick Jones y la habilidad de Strummer de lidiar con temas pesados (desempleo, decadencia social y disturbios raciales) en letras incisivas inspiradas en titulares de diarios, surgió una de las grandes duplas compositoras de la historia del rock británico. Aunque fue bastardeado por imitaciones con el paso del tiempo, el álbum debut homónimo del grupo [lanzado en 1977] sigue siendo un hito en el punk rock.

Siendo un adolescente que crecía en Irlanda, el efecto fue inmediato y transformador: esta era música que nunca me atreví a imaginar. Una invención tartamudeante, con ideas políticas honradas, orgullosas y desafiantes del viejo orden. Cuando la primera presentación de los Clash en Belfast se suspendió horas antes del horario pautado para que la banda subiera a escena, se produjo un disturbio. Los tumultos no eran poco comunes en Belfast en esa época, pero esta protesta era única porque los participantes estaban unidos, no divididos por credos o religiones. Una escena punk nacida en Belfast, que cruzaba la línea sectaria, fue el resultado directo.

Los dictados del punk eran algo contra lo que Joe rápidamente se rebeló, pero se negó a hundirse en una pelea de entredichos con el líder de los Pistols, Johnny Rotten, que siempre disfrutaba de ridiculizar a los Clash. Le pregunté por qué nunca le contestó. «Es uno de los mejores poetas que tenemos; un verdadero poeta. Los poetas se merecen respeto», me dijo.

Joe Strummer y Johnny Rotten

El hecho fue que la banda de Strummer tendría un efecto más duradero que el grupo que los inspiró. El sentido comunitario de Joe, su determinación de alcanzar a todos los que alguna vez se sintieron victimizados o aislados, surgieron de sus experiencias de la niñez. Cuando los Clash salían de gira, el cuarto de hotel de Strummer se volvía una casa de puertas abiertas para los seguidores que buscaban un piso para dormir. Con el suicidio de su hermano, él había visto lo que pasaba cuando se permitía que se alimentaran la soledad y el aislamiento, y en escena era como si quisiera llegar a cada alma perdida o confundida entre el público.

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Con el correr de cinco discos, los Clash reescribieron el manual punk con un plan de juego musical que abarcaba al reggae, al r&b, al funk, al folk, al calipso, al jazz y al rap. Los temas clásicos («Complete control», «White man in Hammersmith Palais» y «Bankrobber»), estaban acompañados por discos que demostraban una tierra fértil de creatividad. London Calling (1979), con el tema que daba nombre al disco inspirado en la Guerra Fría, fue su obra maestra, pero Sandinista! (1980), que lleva el nombre del grupo revolucionario nicaragüense, fue el más ambicioso y diverso.

Joe había descubierto la rebelión Sandinista gracias a Moe Armstrong, un exintegrante de Daddy Longlegs. «Hicieron mucho ruido cuando vinieron a Londres en 1969, y Moe se había vuelto muy de izquierda. Nos dio información que era bastante difícil de encontrar. ¿Un montón de marxistas adolescentes que echan a tu dictador favorito? La clase dirigente no quiere saber nada».

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Los Clash se empezaron a desarmar cuando el baterista Topper Headon fue separado por un creciente problema con la heroína. Poco después Rhodes y Strummer echaron a Jones por «desviarse de la idea originaria de The Clash». Era común que Joe más adelante se hiciera cargo de la culpa de la separación, afirmando que se merecía «comer tarta de humildad».

A pesar de muchas ofertas de dinero, el grupo nunca se rearmó, pero emparcharon sus diferencias y él, Jones, Headon y Simonon mantuvieron una amistad firme. De hecho, antes de Navidad [en noviembre de 2002], apareció en escena con Jones en un show a beneficio de la huelga de bomberos, y toda la banda estaba lista para reunirse y tocar en New York al año siguiente, cuando fueron incluidos en el Salón de la Fama del Rock n’ Roll.

Una imagen de los Clash en 2001.
Una imagen de los Clash en 2001.

Hubo un último momento clásico luego de que Mick Jones se fuera: el manifiesto definitivo de la desesperanza en la era de Margaret Thatcher, «This is England». Pero Joe difícilmente estuvo inactivo durante sus últimos 15 años de vida. Reemplazó a Shane MacGowan por un tiempo en The Pogues, trabajó de productor, tocó para Amnesty International, tuvo una carrera intermitente como actor.

Joe Strummer personificando a Simms en la película «Straight to hell» (1987)

En el verano era habitué del festival Glastonbury, con sus parlantes siempre presentes haciendo sonar world music; un clásico junto a la fogata. Y disfrutaba de irse a su refugio en España en vacaciones con su familia y su guitarra.

Strummer en Granada, España.
Strummer en Granada, España.

Hace tres años decidió que era hora de «volver a rockear» y formó los Mescaleros.

Pasé tres noches con él, primero en Finlandia, cerca de la tierra del sol a medianoche, y en un estudio de grabación en Londres donde la banda grabó su primer álbum [Rock Art and the X-Ray Style, 1999]. Joe estaba entusiasmado con la posibilidad de grabar en estudio en una zona del noroeste de Londres, rica en diversidad étnica, pero también porque era donde Free grabó «Alright now». Su pasión por la música a veces era tan sorprendente como contagiosa. Una noche en un restaurante indio, él y el dueño se entusiasmaron con el hit cursi de Keith West «Excerpt from a teenage opera» (1967). Unos días después de Navidad, un amigo recibió una llamada telefónica nerviosa, ordenándole celebrar el cumpleaños de Bo Diddley. Él siempre valoró el recuerdo de tocar con Bo, su faro musical, en su primer gira de los Clash por Estados Unidos.

Joe con una foto de Bo Diddley.

El tiempo que compartí con él fue siempre de lo más gratificante e inspirador de mi carrera profesional. Que es como debería ser. Si no hubiera sido por Strummer, dudo que alguna vez se me hubiera ocurrido que fuera posible ganarse el pan escribiendo sobre música. Él siempre pensó que el rock n’ roll podía cambiar vidas. El testimonio más apropiado que puedo pensar en darle a mi viejo amigo es decir: «Che Joe, tenías razón. Adiós amigo».

 

 

*Gavin Martin publicó ‘Alternative Ulster’ en el verano punk de Irlanda en 1977, trabajó para NME (New Musical Express) como freelance al año siguiente, y de ahí en adelante escribió siempre sobre música y películas. Actualmente trabaja como freelance para un amplio espectro de publicaciones y es el crítico de música del diario inglés The Daily Mirror.

Si te interesa escuchar los temas de los Clash en vivo, estate atento a las presentaciones de la banda tributo cordobesa Clashland, donde canta el traductor de esta nota.

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