Shane MacGowan: el poeta negligente

El cantante de los Pogues le puso estilo y actitud punk a la música folklórica irlandesa. Fue elogiado como uno de los mejores cantautores del final del siglo XX.

Texto: Lepo en base a artículos de Derek Schofield y Alexis Petridis en la web del diario británico The Guardian. 30 de noviembre de 2023.

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Shane MacGowan nació en Navidad de 1957, en Pembury, Kent [63 kilómetros al sudeste de Londres, Inglaterra], cuando sus padres estaban visitando parientes. Se crió a cinco kilómetros, en Tunbridge Wells y visitaba seguido a su familia en el Condado de Tipperary [sur de Irlanda].

Su madre, Therese Cahill era una bailarina, cantante y exmodelo irlandesa ganadora de premios, y a su padre Maurice MacGowan, que era ejecutivo de la cadena de tiendas C&A, le encantaba la literatura y la poesía.

Shane era un ávido lector. Asistió a la escuela primaria privada Holmewood House, donde le identificaron por primera vez su talento y creatividad para escribir.

A los 14 se ganó una beca para la escuela Westminster de Londres, pero un año después lo encontraron con drogas y lo expulsaron.

MacGowan a esa altura ya era un fanático entusiasta de la música y andaba a la deriva entre trabajos informales, en una disquería y como barman, viviendo en una serie de casas okupas y deptos compartidos.

En 1976, logró (mala) fama cuando una novia le cortó el lóbulo de la oreja con una botella rota, durante uno de los primeros recis de los Clash. Las fotografías de Shane con la cabeza cubierta de sangre, aparecieron en la prensa.

Al año siguiente, MacGowan formó su propia banda punk, los Nipple Erectors [Los Erectores de Pezones], luego rebautizados The Nips. Publicaron cuatro singles y un disco, pero nunca causaron mucha impresión más allá de los pubs y boliches de Londres.

Según el relato del por entonces guitarrista y futuro acordeonista James Fearnley, MacGowan estaba buscando ideas desesperadamente para armar una banda nueva tras el colapso del cuarteto punk. En un momento particular, flotó la idea de tocar «música cretense» vestidos de gladiadores romanos. Al rato, le pasó a Fearnley un casete que contenía la selección de canciones que se convertirían en los himnos «pogueros».

La banda originalmente se llamó Pogue Mahone, que en gaélico significa «besame el culo». Una expresión clara de su herencia irlandesa y su actitud punk. Con los dientes rotos y las orejas grandes, Shane MacGowan parecía el frontman menos probable para un grupo popular. Y le dio a la banda la reputación alcohólica.

MacGowan era conocedor de un amplio rango de música irlandesa, pero las bandas como los Chieftains y De Dannan le resultaban demasiado pulcras. Prefería más la atmósfera de un pub alborotado y la aspereza de la banda de folklore irlandés The Dubliners, que influenció el estilo y el repertorio de su nueva banda. Pero de todas formas, la movida folk era irrelevante para Pogue Mahone, cuya zona natural era la primera comunidad de irlandeses jóvenes en Londres.

La banda debutó en octubre de 1982 en lo que en ese entonces era el pub Pindar of Wakefield, en la calle Gray’s Inn. La periodista de rock Carol Clerk describió la actuación como «caótica pero enérgica».

Su instrumentación folk, que incluía banjo, acordeón y flauta, no era habitual en los locales de rock y pop donde actuaban. Al principio, los integrantes apenas si sabían tocar sus instrumentos elegidos o asignados, pero estaban todos entusiasmados por aprender, y pronto tuvieron una base de admiradores locales.

Al final de 1983, los votaron como «banda con más probabilidades de éxito» en el periódico especializado Music Week, aunque en ese momento todavía no se habían asegurado un contrato discográfico. La presión de la BBC y de su sello Stiff, recién armado, los llevó a cambiarse levemente el nombre, y se convirtieron en los Pogues.

Solamente la mitad de los Pogues tenían alguna relación con Irlanda. Ninguno de los integrantes originales había nacido ahí. Aunque se los describía muchas veces como «banda irlandesa», en realidad eran una banda de Londres que para su estilo y repertorio se inspiraba en la experiencia de un inmigrante irlandés. Esto se notaba más marcadamente en las composiciones de MacGowan: escribía como un extranjero en su propia comunidad.

En el libro de Fearnley (Here Comes Everybody de 2012), hay una descripción de un reci en Carlow [90 kilómetros al sur de Dublin], en la primera gira propia de la banda por Irlanda, durante el cual se inició una pelea masiva entre el público. Fearnley quedó horrorizado, tanto por el comportamiento de la multitud como por la reacción de Shane, que miró a sus compañeros y les dio una lección sobre la naturaleza humana:

-La gente está a «esto» de asesinarse mutuamente; a «esto» de violarse mutuamente; a «esto» de apuñalarse, tirotearse, masacrarse, apalearse. Es la puta ley de la selva en todos lados. Eso quieren. Y si quieren eso, lo van a hacer lo mismo, no importa cuánto reclames.

Fearnley quedó perplejo y se preguntaba:

-¿Cómo puede pensar así alguien que escribe canciones con una belleza tan penetrante, llena de compasión aleccionadora por la condición humana?

Tiene sentido: las canciones que parecía derramar MacGowan entre 1984 y 1987 (el periodo que cubre los primeros tres discos de los Pogues y la mayoría de la música que le dio su reputación) realmente eran tan extraordinarias como insinúa Fearnley.

Las apariencias eran engañosas: Shane leía mucho; tenía un buen conocimiento de literatura irlandesa y lo usaba bien en sus canciones. Lo consideraban (y quizás él también se consideraba) la última figura literaria irlandesa con una creatividad estimulada por el alcohol, como Brendan Behan. MacGowan fue elogiado como uno de los mejores cantautores del final del siglo XX.

Podía escribir cosas como «The sick bed of Cúchulaínn», que abría Rum, Sodomy & The Lash (1985): una ilusión fascinante y caótica que dura apenas tres minutos, pero logra hablar de la mitología irlandesa precristiana; del criminal discapacitado del siglo XVIII Billy Davis; del tenor austríaco Richard Tauber y de la saga de Frank Ryan, un republicano irlandés que colaboró con los nazis. Y podía escribir canciones como «Streams of whiskey» o «Sally MacLennane», que hacían que una vida de aturdimiento alcohólico permanente pareciera altamente emocionante y tentadora.

También podía escribir canciones políticas furiosas sobre el Conflicto de Irlanda del Norte («Birmingham six» de 1988). Y podía escribir canciones tremendamente divertidas. «The body of an American» es una descripción gráfica de un velatorio irlandés en Estados Unidos:

«Los hombres empezaron a contar chistes y las mujeres se pusieron juguetonas.

A las 5:00 de la tarde todos los desgraciados estaban chupados».

Pero su verdadera especialidad era el tipo de canción que arrojaba luz sobre las vidas arruinadas; una casilla que dejó marcada en el single debut de los Pogues, «Dark streets of London», publicado de manera independiente en 1984. Es una canción que tiene lugar en un ambiente de «pubs y locales de apuestas» y se basa en la experiencia del propio MacGowan con las enfermedades mentales: se pasó un periodo en el hospital psiquiátrico cuando era adolescente. Canta:

«Cada vez que veo el primer día del verano,

me devuelve al lugar donde me hicieron terapia electroconvulsiva

y a los psicópatas empastillados con la muerte en sus ojos.

Estoy condenado a la perdición y no tengo un mango».

Locales de apuestas, pubs, drogas, enfermedad mental, penurias, lo sombrío de Londres: ese era el entorno al que Shane MacGowan volvía una y otra vez. El mundo que parece acechar desde el fondo, incluso de sus letras más dulces, como la hermosa canción de amor «A rainy night in Soho».

Él nunca se propuso ser el poeta de la clase obrera: escribía una y otra vez sobre un tipo de marginado social («faloperos, borrachos, fiolos, putas», como dice «The boys from the County Hell»), una subdivisión de la sociedad en la que puede terminar la gente de todas las clases. Escribía sobre sus habitantes con una empatía y ternura sorprendente, atrayendo al oyente hacia sus historias: el taxi-boy de «The old main drag», a quien lo cagaron encima, lo escupieron, lo violaron y lo abusaron; el borracho que desparrama dolorosamente su historia de amor perdido y guerra en «A pair of brown eyes»; la pareja separada que pelea en la inmortal «Fairytale of New York«, una temática muy poco habitual para un hit navideño eterno.

MacGowan además le ponía sus letras a melodías que sonaban como si hubieran existido siempre. Al menos musicalmente, a veces era difícil distinguir los temas propios de los Pogues del material tradicional que atacaban con un ritmo tan feroz, que algunas voces de Irlanda insinuaban que profanaban la música en vez de interpretarla. Un punto de vista alternativo era que el otro gran logro de los Pogues, además de las canciones de Shane, era hacer que la música folklórica le resultara enérgica y fascinante al público post-punk, en un momento de la historia en que la movida folk parecía estar en un declive terminal.

Los temas acelerados y el gruñido provocativo de MacGowan le daban un clima festivo a las canciones, insinuando que no había remordimientos por el estilo de vida que se describía, muchas veces cercano al del propio Shane.

Una vez dijo:

-Soy muy pero muy consciente de que esas desgracias no me tocaron a mí, gracias a Dios. Simplemente tengo suerte. Porque no soy distinto a ellos. Simplemente puedo comportarme como ellos frente a 24.000 personas. Eso es todo.

Clerk resumió:

-Gran parte del atractivo de los Pogues era el aroma a bar que flotaba en sus letras; el galope incontenible de su ritmo acelerado y las lágrimas de sus baladas.

Cómo hizo todo eso, sigue siendo casi un misterio.

Durante los años siguientes, MacGowan compuso una gran canción tras otra, hasta que tarde o temprano, quizás inevitablemente, su estilo de vida tristemente célebre empezó a afectar su creatividad.

El alcoholismo que afectaba a algunos de los integrantes y personal técnico de la banda quedó contenido por las exigencias de las actuaciones, pero MacGowan era un tiro al aire. Frecuentemente perdía vuelos, faltaba a ensayos, sesiones de fotos e incluso hasta recis.

Cuando llegó a su pico la fama de los Pogues y la aclamación de la crítica por sus canciones, el cóctel de alcohol y drogas de Shane, era un asunto de preocupación seria. Según todas las versiones, había empezado a complementar su inmenso consumo de alcohol con cantidades igual de inmensas de LSD, además de drogas más duras.

Girando por Nueva Zelanda en 1988, se pintó de azul la cara, el pecho y su habitación de hotel, aparentemente porque le hablaron «los maoríes».

Shane y su novia Victoria Mary Clarke se pasaron un tiempo libre en Tailandia, donde había abundantes drogas; pero durante el año él quedó hospitalizado en Dublin y Londres.

MacGowan se fue replegando gradualmente de su participación en la banda. Estuvo más errático en el escenario y llevó menos canciones al estudio para el cuarto disco, Peace and Love (1989), lo que le dio al resto de la banda una oportunidad para desarrollar sus propias composiciones. Ese año, Shane faltó a una gira de seis conciertos con Bob Dylan en California, cuando la aerolínea se negó a dejarlo subir al avión.

El disco siguiente de los Pogues, Hell’s Ditch (1990), incluyó una trilogía de canciones tailandesas, que parecían indicar que había perdido el criterio de su inspiración basada en los pubs irlandeses de Londres.

Sigue habiendo temas fantásticos escritos por MacGowan en esos dos discos. Pero no es difícil notar que lo más destacado del primero es obra de sus compañeros de banda: «Misty morning, Albert Bridge» es de Jem Finer. Y que en el segundo, la voz de Shane es un murmullo mayormente incomprensible: el productor Joe Strummer aparentemente tuvo que editar sílaba por sílaba y uno se pregunta cómo habrá sonado originalmente.

El asunto llegó a su punto crítico en septiembre de 1991, en una gira por Japón. Shane faltó a dos de los recitales y el resto de la banda lo echó. No se sorprendió:

-¿Por qué tardaron tanto? -les preguntó.

La banda no aflojó, pero ya habían quedado al descubierto las grietas. Los Pogues no podían continuar con Shane, pero tampoco podían continuar sin él. Después de la partida de varios integrantes, se separaron en 1996.

MacGowan pareció juntar fuerzas el suficiente tiempo como para grabar otro disco fantástico con su banda nueva, The Popes, con un abordaje notablemente más rockero: The Snake (1994) contenía la frenética y electrizante «That woman’s got me drinking» y «Haunted», una vieja canción de los Pogues reversionada a dúo con Sinéad O’Connor, lo que insinuó que a fin de cuentas a MacGowan se le podía ocurrir un himno de rock de estadios si se lo proponía. Pero el rendimiento disminuido se asentó en el disco siguiente, The Crock of Gold, en el cual Shane sonaba exhausto.

MacGowan no le aflojó al alcohol y las drogas y sufrió úlceras de estómago y hepatitis. En 1999, Sinéad lo denunció por consumo de heroína y le sirvió de llamado de atención.

El resto de su vida, MacGowan vaciló entre lucrativas giras de reunión con los Pogues, actuaciones en vivo esporádicas como solista y apariciones como invitado, ocasionalmente con bandas que tenían la música de los Pogues en algún lugar de su ADN: los punks «celtas» estadounidenses Dropkick Murphys, el quinteto «folk-metal» irlandés Cruachan. Y más esporádicamente, amenazaba con hacer un disco nuevo que nunca se materializó.

También dio entrevistas ocasionales, que invariablemente eran deprimentes o malhumoradas. El largometraje documental de Julien Temple Crock of Gold: A Few Rounds With Shane MacGowan (2020), le dio a un público más amplio una idea de cuán deprimido o malhumorado podía estar el músico, y nunca dejó nada en claro sobre el proceso o la inspiración detrás de la increíble explosión de creatividad que tuvo a mediado de los ’80.

Detrás de una imagen popular caricaturesca, Shane MacGowan tenía algo misterioso y eso claramente era lo que él quería. Después de todo, los Pogues siempre hablaron de mitología; leyendas irlandesas reubicadas en callejones y pubs de Londres norte y fábulas rockeras de perdedores hermosos y malditos. Tenía sentido que el propio frontman se volviera una figura mítica.

Shane Patrick Lysaght MacGowan murió a los 65 años el 30 de noviembre de 2023.

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